Desde el reciente restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela, después de más 4 años Monómeros Colombo Venezolanos S.A., regresa a manos del pueblo venezolano.
Durante un encuentro el pasado lunes 19 de septiembre, fue revisada la certificación oficial que confirman los actos administrativos ante la Cámara de Comercio de Barranquilla, por el Superintendente de Sociedades de la República de Colombia, Billy Escobar Pérez, el embajador venezolano en Bogotá, Félix Plasencia y el presidente de Petroquímica de Venezuela S.A., Pequiven, Pedro Rafael Tellechea.
Por su parte, Escobar aceptó la decisión del Gobierno venezolano de designar la nueva junta directiva y eso corresponde al marco legal del Estado colombiano, validando una decisión de los dueños de Monómeros, que es Pequiven.
En respuesta a la devolución, el embajador venezolano expresó que «es un momento de júbilo, de felicidad, hoy estamos celebrando con felicidad y alegría porque se impone el curso normal de la ley, del orden, del deber ser».
Asimismo, aseguró que, con esta empresa de vuelta a manos de sus dueños, se recupera el orden y la legalidad que afectaba los intereses del pueblo venezolano y colombiano.
De igual forma reconoció que el Gobierno del presidente Nicolás Maduro, acabó de manera contundente y efectiva con las arbitrariedades sobre Monómeros.
Cabe destacar que esta recuperación representa para Venezuela un gran triunfo, para quienes vienen imponiendo sobre la nación una serie de Medidas Coercitivas Unilaterales que apuestan a obstaculizar su libre relación comercial con diversos países del mundo.
El Gobierno Colombiano reiteró en distintas ocasiones su objetivo de entregar de vuelta la compañía monómeros a Venezuela, obedeciendo el cumplimiento del derecho internacional, luego de varios procesos legales, regresa a manos de su dueño, lo cual traerá beneficios para ambas naciones, manejando nuevas inversiones que aumentarán su producción de fertilizantes y otros múltiples productos, con demanda en Latinoamérica y el mundo.
Por : Elio Avila